¿De dónde surgió la idea de escalar la
Sureste Directa? En este caso no tenÃa muchas referencias de ella ni tampoco me
traje info de vÃas en el Midi, hacÃa mucho que no me acercaba por estas lindes
(la última vÃa realizada aquà fue el Pilar Sur, en julio de 2008, con Aviño).
Pero curiosidades de la vida, en las semanas previas, mientras estábamos en
Chamonix, en uno de esos dÃas ociosos que dedicas a curiosear las tiendas de
montaña y también las librerÃas (donde existen una gran variedad de guÃas y
libros de montaña y escalada que desgraciadamente en España no se editan) cayó
en mis manos una selección de escaladas por todo el mundo de Arnaud Petit. Al
ojearla venÃa reseñada la Sureste Directa al Midi, lo que me hizo pensar, qué
tendrá este itinerario como para que un grandÃsimo escalador como este le haya
dedicado un espacio en esa selecta recopilación. Inmediatamente me acordé de
Ernesto y decidà proponérsela al llegar a Pirineos.
Tres de agosto, dÃa despejado pero con
amenaza de tormenta con la puesta de sol. Siete de la mañana, me encuentro
subiendo al Ibiza de Ernesto, atravesamos el Portalet y sin tomar café,
comenzamos el pateo cara al Midi. En las mochilas hemos metido unas 15 cintas,
un juego de fisureros, cuatro Aliens (azul, verde, amarillo y rojo), un juego
de Camalots hasta el número 3 (repetidos 1 y 2), un surtido de “deliciosas”
barritas, un litro y medio de agua por cabeza, frontales, gafas de sol, chupa,
dos cuerdas de 60m y como dirÃa Rebuffat, mucha ilusión.
El acceso hasta el muro de Pombie es muy
evidente y transcurre plácidamente por la senda que serpentea las verdes
praderas que rodean este viejo volcán. A esta hora de la mañana el ganado
todavÃa no se deja ver por estas estribaciones, pero el bochorno sà que nos
acompañará durante todo el dÃa.
Cruzamos delante del refugio de Pombie.
Rodeado por maquinaria y material de
construcción me hace recordar el feÃsmo tÃpico de algunas poblaciones gallegas:
malas fechas para el paisajismo para todos aquellos que nos acercamos por el
entorno en esos dÃas. Nos detenemos para otear nuestro itinerario. El croquis
que llevamos no es muy exhaustivo, únicamente recoge las tiradas y la
dificultad en libre de cada largo; a la postre suficiente. La vÃa la tenemos
marcada sobre foto y el itinerario lo podemos identificar claramente.
Sobre las 9:00h tengo los gatos calzados. El
primer largo consiste en salvar de la manera más dulce posible los arbustos del zócalo
inicial, para alcanzar la fisura caracterÃstica de media luna, que da comienzo
a las hostilidades. Esta primera reunión es cómoda y tenÃa un puente de roca
con un cordinajo. El segundo largo es uno de los claves de la vÃa, fisura/diedro de
derecha a izquierda con salida
extraplomada. Le dan 6b+ y personalmente me pareció el más duro de todos: tal
vez porque te pilla un tanto frÃo, tal vez por el granito tan caracterÃstico
del Midi que me resultó un tanto patinoso en esta sección y a lo que hay que
sumarle, que tumba para el lado malo. Lo cierto es que aceré en alguno de los
clavos y cordinajos que se localizan en el largo. La reunión se hace a la
izquierda según salimos del desplome, donde se localizan un par de clavos con
cordino.
Los siguientes dos largos los atacó Ernesto.
El tercero consiste en salvar una canal/fisura ancha que te deposita una zona
de bloques, donde encontraremos una reunión cómoda sobre dos clavos y cordino
(V). El siguiente, IV+, va sorteando bloques hasta alcanzar la base de un gran
muro naranja donde aparecen unos clavos y cintajos en una placa inclinada,
indicadores del relevo. A la derecha de este muro se puede apreciar la
caracterÃstica fisura que sortea por la izquierda el gran gendarme/bloque caracterÃstico,
situado en medio de la pared de Pombie.
A partir de aquà no encontraremos reuniones
equipadas, si bien, los puntos donde hacer las transiciones no ofrecen muchas
dudas (con una o dos excepciones: R5 y R9) sà que son operaciones que hay que
tener en cuenta, pues necesitas siempre más material y sobre todo, invertir más
tiempo.
Después de cuatro largos, no puedo decir que
la ruta me pareciera especialmente buena en comparación con otras de esta misma
montaña o de otras muchas que hay por el Pirineo: “Arnaud, Arnaud …”
Llega la tirada clave, cotada de 6c, se trata
de un diedro/fisura fÃsica pero que se deja escalar y que me pareció más encadenable
que el segundo largo. Presenta algunos clavos y empotradores abandonados. La
reunión la hice en un nicho aprovechando un clavo y reforzándolo con un par de
friends, bastante incómoda. El sexto largo sigue la fisura hasta montarse
encima del gran bloque. Mucho más amable que el tramo anterior, lo más duro fue
una pareja de chovas piquigualdas que nerviosas por invadir su nidito de amor,
estuvieron bastante rato revoloteándome encima mÃa y graznándome; por momentos
pensé que me iban a atacar. Desde esta atalaya las vistas son inmejorables, si
no fuera porque empezamos a vislumbrar como unas nubes oscuras se hacÃan cada
vez más numerosas, aunque de momento estaban bastante lejos.
Hicimos un pequeño descanso en este
privilegiado mirador y Ernesto atacó el siguiente largo. Lo más duro al
principio, un paso bastante a bloque y luego a navegar para encontrar el punto
donde hacer el péndulo. Nosotros destrepamos asegurando al primero y reforzamos
la reunión con una cinta por el que pasamos la cuerda y aseguramos el descenso
del segundo. A partir de aquÃ, la meteo me empezó a preocupar y comenzó a
pasárseme por la cabeza la posibilidad de que la tormenta se adelantase. Era
obvio que serÃa bueno ir un poco más rápidos y ese pensamiento nos azuzó
durante todos los largos que quedaban, aunque estos eran de los que necesitan
dedicación..
Sin duda las tiradas que restaban, junto con
las dos anteriores, creo que son las responsables de que la vÃa sea del todo
recomendable, una serie de cuatro largos entre el 6a y 6b, muy mantenidos,
que no regalan nada, donde hay que ir escalando paso a paso y donde la roca es
realmente buena. Personalmente creo que el mejor largo de la vÃa es el décimo.
Sales de una reunión incómoda y hay que prestar atención para coger una lÃnea
de clavos que se deja ver por la izquierda de la canal por la que subes. Te
montas en un espolón donde hay que escalar muy fino para ir llegando a los
abundantes clavos que presenta. Una gozada, pero que en este caso no
disfrutamos demasiado porque empezaron a caer unas pequeñas gotas y el cielo
estaba cada vez más oscuro.
Afortunadamente, la lluvia fue sólo un
pequeño aviso y después de chispear un rato, no volvió a hacer acto de
presencia hasta que ya estábamos camino de regreso y habÃamos pasado el Refugio
de Pombie; eso sÃ, la mojadura fue de órdago.
Sobre las 18:00h llegamos a la Jolly y sin
demorarnos mucho nos tiramos a por los rápeles de bajada. El primero se
encuentra en el lado izquierdo de la repisa que hay debajo de la aguja Jolly
(mirando hacia el circo gris). Una vez lo localizas sólo hay que ir
prestando un poco de atención para ir encontrando el resto de rápeles.
Realizamos siete hasta llegar al pie de la pared a eso de las 20:00h.